El sistema visual humano (SVH) es el encargado de convertir las ondas
electromagnéticas que pertenecen al espectro visible y que llegan hasta los ojos, en señales
nerviosas que son interpretadas por el cerebro.
El ojo humano
El ojo humano es una estructura prácticamente esférica en la que entra la luz sólo
por un pequeño agujero (como ocurre en una cámara fotográfica).
La cubierta externa del
ojo es opaca y el interior del ojo es translúcido.
En la retina las imágenes se proyectan de forma invertida (como ocurren en una
cámara oscura).
La esclerótida
Es la membrana más externa del ojo y es opaca, excepto en su parte anterior donde
es transparente y se llama córnea.
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Su función principal es la de evitar que la luz entre en el ojo, excepto a través de
la córnea.
La coroides y el iris
Se trata de una membrana muy pigmentada y vascularizada que recubre
prácticamente todo el ojo. Evita que entre luz a través de ella y su gran irrigación
sanguínea proporciona calor y alimento al resto del ojo.
En su parte anterior tiene una expansión muscular redonda llamada iris y en el
centro hay una abertura redonda llamada pupila. La función del iris es controlar (mediante
un acto reflejo) el diámetro de la pupila, determinando así la cantidad de luz que entra en
el ojo.
El cristalino y el músculo ciliar
Es una estructura transparente en forma de lente, formado por estratos concéntricos
de células fibrosas que están unidas al músculo ciliar.
De la tensión de este músculo depende la distancia focal del ojo. Cuando el ojo
está relajado, el cristalino se redondea y el ojo enfoca al infinito.1
Además, el cristalino se encuentra ligeramente coloreado por una pigmentación
amarilla que absorbe la luz infrarroja y ultravioleta, que podría dañar la retina [1].
La cornea y el cristalino
Estas dos estructuras transparentes funcionan como las lentes del telescopio de
Galieo. Gracias al fenómeno de la difracción de la luz, la cornea concentra la luz externa
para que pase a través de la pupila. El cristalino hace la función inversa, consiguiendo que
la luz se concentre en la fóvea.
El humor acuoso
El ojo posee una cámara anterior rellena de un líquido transparente llamado humor
acuoso, que es una dispersión de albúmina en agua salada. En esta cámara, detrás del iris,
va alojado el cristalino.
El humor vítreo
El ojo posee una cámara posterior que está ocupada por el humor vítreo, una
especie de gel proteínico muy frágil. Dicha cámara está rodeada por la membrana hialoide.
La retina
Es una membrana sensible a la luz y cubre la práctica totalidad de la coroides.
La retina es realmente el entramado nervioso formado por la células terminales de
las fibras del nervio óptico.
En su parte posterior presenta una pequeña depresión llamada fóvea que es muy
importante en la visión de los detalles.
En la retina se distribuyen dos tipos de receptores de luz llamados conos y
bastones.
Los conos son sensibles al color y se localizan principalmente en la parte posterior
del ojo (en la fóvea). Para que funcionen el nivel de iluminación debe ser suficiente.
Los bastones (mucho más numerosos), no son sensibles al color y se encuentran
distribuidos por toda la retina.
Los conos nos proporcionan la fisión fotópica (o de luz brillante) que es la que
utilizamos en las situaciones con suficiente intensidad lumínica. Además, cada cono se
conecta a una terminación nerviosa por lo que el nivel de resolución visual de la fóvea
(donde se localiza la parte de la escena visual más importante) es alta.
Los bastones, aunque más numerosos, se conectan en grupos a las terminaciones
nerviosas. Esto reduce la cantidad de detalle discernible con ellos aunque dado su gran
número y su distribución retiniana nos dan una visión general de la escena. En situaciones
de baja intensidad luminosa sólo los bastones son activos (visión tenue o escotópica) y no
es posible distinguir colores.(“Ojo humano,” n.d.)
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